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Men anpil chai pa lou”, con muchas manos la carga no pesa, así reza un Viejo proverbio haitiano. Pero parece que con el paso del tiempo este pequeño país, que nos diera un ejemplo de unidad asombroso en los albores mismos de la historia continental, se olvidó de esa premisa que tantos buenos resultados le diera en la antigüedad y le permitiera ser la primera república negra independiente del mundo y la segunda nación independiente de nuestro continente. Se ha transformado hoy en un conglomerado de individuos que poco permite imaginar que es el mismo pueblo, que con aquel dramático llamado a la unidad venciera nada más y nada menos que al ejército de Napoleón Bonaparte. Individualistas e indiferentes al dolor del próximo, tal vez por los muchos males vividos o por lo poco que hay para compartir, este bellísimo pueblo se volvió egoísta con muy poco sentido de la cooperación o el esfuerzo común con mucho asombro.
Me tocó, en más de una oportunidad, ayudar algún (pote) changador (que con una carretilla hace flete de pequeñas cargas y a veces no tan pequeñas) a levantar su carga que se la ha desmoronado por algún empujón de alguien que creyó tener mas prisa o derecho que él. Ante mi perplejidad vi pasar con total indiferencia a los colegas cargadores y demás transeúntes sin la menor intención de dar la mano a este semejante, que lucha solo por levantar una carga que en ocasiones supera en mucho su propio peso, pero así es la vida. Manifiesto este aspecto poco atractivo del amado pueblo haitiano porque quiero rescatar un lado muy positivo de todo este mal. El trabajo mancomunado de toda la población luchando, aun sin comer varios días, para intentar rescatar los que sucumbieron bajo los escombros que dejara ese gran terremoto del 12-1. Así también poner de relieve el gran amor del pueblo dominicano que abriendo sus frontras recibió a miles de haitianos heridos para ser atendidos en sus hospitales. llegando al extremo de que hoy tienen dificultades los mismos dominicanos para lograr ser atendidos en sus abarrotados hospitales. Esto es por demás elogiable si tenemos en cuenta las diferencias ancestrales que dividen estos dos pueblos hermanos que comparten la pequeña isla la Hispaniola.
Triste pero real a veces solo el dolor une a los seres humanos.
Misionero Xposed Magazine